Erase una vez, en un barrio de la periferia de una gran ciudad vivía una
muchacha llamada María, con su madre,
era huérfana de padre. Estudiaba en el instituto y trabajaba a la vez los fines
de semana en una pizzería para obtener un dinero extra y ayudar en casa. Era
una persona muy responsable, con un carácter fuerte, amante de la libertad y no
se dejaba pisar por nadie.
En el instituto,
sus compañeras la desdeñaban porqué no seguía las pautas de la mayoría, y se
centraba solamente en estudiar, como
medio para progresar social y profesionalmente.
Como toda chica de su
edad estaba en edad de flirtear. María tenía las cosas claras no buscaba un “guaperas”
con dinero, buscaba realmente otra cosa; alguien que tuviera personalidad, que
supiera lo que quería y ante todo una buena persona.
Pasaba
el tiempo y la vida seguía igual, hasta que un día apareció en el instituto un
nuevo alumno Jorge, que llegaba de otro centro, por acoso de parte del
alumnado. El era tímido y discreto; buen estudiante, tenía un aspecto de
fragilidad.
Pero
como las redes sociales vuelan a la velocidad de la luz, los ecos del acoso
llegaron al nuevo centro, y algunos compañeros comenzaron a intimidarlo. Y aquí
apareció María. Se dio cuenta de la situación de Jorge, convirtiéndose en su
mejor amigo. No se callaba, lo comunicó a la dirección del centro y se enfrento
a alguno de los acosadores. No se arredraba ante nada, incluso peleándose por
su amigo. Su actitud, de no callarse ante nada, al final tuvo sus efectos.
Empezó a llamar la atención de algunos alumnos y alumnas que estaban hartándose
de la situación existente en el centro, y en especial con Jorge, provocando la
intervención de la dirección del centro y poner el fin al acoso.
La actitud valiente de María, cambio la visión que tenían
algunos compañeros sobre ella, incluso llegando a pedirle perdón. Al final de
todo, surgió el amor por Jorge, pero este es otro asunto. Colorín Colorado. Un
cuento diferente ha acabado.
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